Según la leyenda, en los jardines del emperador existía un cerezo único en su especie, cuidado por los mejores jardineros imperiales, generación tras generación. Conocido por los mejores jardineros como el de mejores raíces y flores mas bellas. Digno de estar en los jardines imperiales con los mejores cuidados por siempre.

En una de las batallas que asoló al Imperio, el jardinero de palacio logró huir justo a tiempo con las semillas del cerezo, con la idea de ponerlas a salvo para cuando sus amos se restablecieran en el poder. En su huida, fue acorralado por bestias salvajes al borde de un acantilado rocoso, logrando después de casi perder la vida, escapar, pero perdiendo las semillas en el intento.

Muchos años después, quiso el destino que pasase nuevamente por aquel acantilado, y su sangre volvió a helarse al recordar que casi pierde la vida, cuando vio en el extremo de la formación, entre rocas y mas rocas, el mas bello cerezo que había visto en su vida.

No importa donde estemos, no importa que nos hagan, con que nos pretendan insultar (y digo pretendan, porque solo es eso.. un intento de parte del agresor, y solo depende de nosotros si nos afectan esas palabras), si decidimos mantener la pureza de nuestro espíritu, nuestros valores, nuestro amor por los demás, estemos donde estemos, bajo cualquier terreno y circunstancia, seremos siempre los mejores.

Somos guerreros, aprendiendo día a día a lidiar con la muerte, para llegado el momento, sepamos enfrentarnos con humildad pero con grandeza a nuestro fin inevitable. Y como guerreros, debemos ser como el cerezo, metiendo nuestras raíces profundamente en cualquier suelo para mantenernos firmes y sólidos.

頑張って! Gambatte! (Da lo mejor de ti!)