Como todos los años, hago un balance de lo hecho en el año, avances, aprendizajes y nuevas experiencias. Este año fue como siempre de muchos aprendizajes, experiencias muy enriquecedoras y gente que pasó por nuestro dojo aprendiendo siquiera un poco a vivir y entender el budo.
Se empezó el 2017 creando a pedido de varios padres de familia el grupo de “Peques”, con edades entre 4 y 6 años. Al parecer estos niños (y sus padres) esperaban otro tipo de actividades, donde no hubiera la responsabilidad de asistir como disciplina, y aunque aprendieron lo básico de taijutsu no hubo continuidad en sus clases. El grupo de mujeres asistieron al curso que hacemos en forma esporádica y salieron muy contentas, y más cuando el curso incluía un arma que pudieran llevar como parte de sus objetos personales.
A mediados de año, tuvimos nuestra acostumbrada y esperada visita de nuestro buyu Brandon Álvarez, de Los Angeles , CA, quien siempre dispone de un tiempo dentro de sus vacaciones para entrenar y compartir su gran conocimiento con nosotros. En esta ocasión, además de una excelente clase, nos obsequió con un artículo personal del mismísimo Takamatsu, que será guardado con mucho cariño.
Cerramos el año con nuestra asistencia al shidoshikai 2017 en Monterrey, NL, donde asistimos con dos alumnos. Ambos demostraron estar al nivel y más del grado que ostentan, tanto como uke y como tori. El budoka debe saber también recibir en su fuerza real las técnicas que aprendemos y salir de ellas. Además de poder oír de primera fuente las anécdotas de shihan Cantú y compartir con nuestros hermanos de todo el resto del país.
Un buen año, siempre creciendo, siempre siendo mejores personas.