Enseñar budo taijutsu fue, es y será una de mis grandes pasiones de once años atrás hasta hoy. Me permite aprender tanto de mi mismo , de como llegar a estos seres increíbles, que mas que aprender, muchas veces me enseñan. Fueron uno de los mas grandes motivos que tuve para iniciar la licenciatura de pedagogía, pues sentía que me faltaba aprender tanto de como poder enseñar, y mas, en casos de niños con barreras de aprendizaje. Desde niños con hiperactividad (ardillitas con Redbull les digo) a quienes me tengo que enfocar en que aprendan a distribuir su energía y atención adecuadamente, a niños que están dentro del espectro autista y que requieren poder sentirse mejor en un medio social.
Y uno de mis intereses especiales siempre fue el manejo de armas tradicionales. Aunque se me negó este entrenamiento por mucho tiempo, cuando lo pude obtener, me pareció algo muy interesante y no entendí el porqué se me fue negado por tanto tiempo y por tantos motivos.
Es por esto que en mis clases lo uso para mejorar los movimientos básicos. Me dijeron una vez: «toda arma es una extensión de nuestro cuerpo, y si no sabes usar aún tu cuerpo, no podrás usar bien un arma…» o «…todo movimiento en el uso de un arma, viene de un movimiento a mano limpia, y todo movimiento a mano limpia, viene del uso de un arma…» Además que al parecer muchos de mis alumnos, grandes y pequeños comparten este interés en las armas tradicionales.